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Ya en los estudios iniciales de la serie, se apreció que ciertas monedas restituyendo a determinados emperadores eran más frecuentes que las de otros. La primera duda que se suscita es si esta diferencia era de origen o si se había producido una selección posterior, tal vez causada por una damnatio memoriae. Esta duda queda resuelta efectuando una estimación del número original de cuños que se abrieron para cada emperador y comparándolo con las monedas que han llegado a nuestros días.
El estudio de la muestra expone con claridad que los tipos de anversos que nos han llegado en mayor número, lo han sido en todos los casos a causa del mayor número de cuños creados para ellos, con significativas diferencias entre los más frecuentes (Antonino Pío y Trajano) y los menos (Nerva, Adriano, Marco Aurelio y Septimio Severo).
La presencia de nuestras monedas en el tesoro de Dorchester muestra una distribución prácticamente idéntica a la obtenida a partir de los cálculos de cuños originales. Pudiéndose considerar la distribución de tipos de los Divi en el citado tesoro como fiel reflejo de su participación en el circulante de la época.
No ha habido pues, más selección a través del tiempo que la pérdida aleatoria que ha afectado a toda la serie por igual.
Siendo similar la complejidad para elaborar cualquiera de los posibles tipos de anverso, resulta evidente que si uno determinado se produce en menor cantidad es por haber dedicado menos recursos a su producción. Ello puede interpretarse como un menor interés en transmitir el mensaje asociado a esa figura, y de ahí puede concluirse una menor valoración del mismo en ese momento histórico. Las causas por las que se abrieron cuños en número tan desigual para distintos emperadores es susceptible de diversas hipótesis que no corresponden a este momento de la investigación.
La proporción entre los reversos, entorno a 2/3 de piras frente a 1/3 de águilas, es tal vez justificable por la menor dificultad para la creación del cuño de la más sencilla figura de la pira, frente a los más complejos detalles que conlleva la del águila. Aquí, los argumentos técnicos pueden llegar a justificar la disparidad detectada por sí solos, al ser similar en contenido propagandístico tanto uno como otro motivo.